Tuesday, July 7, 2015

Los razonamientos "desde arriba"


Los que se creen en posesión de... de saberlo todo, de saber más que los demás, de conocer el secreto de la Historia, de poseer la llave para entenderlo todo, razonan "desde arriba".

El mejor ejemplo son los que juzgaban todo a base de la Escolástica tomista allá por la década de 1950 en España. No importa el asunto, el tomismo tenía la respuesta.

Algo así sucedió en los siglos 14 al 17 en Europa, cuando comenzó la época de la ciencia moderna.

Los de la temprana Edad Media estaban acostumbrados a que bastaba encontrar el pasaje adecuado de Santo Tomás de Aquino, o de San Agustín, o de Pedro Lombardo para confirmar la manera apropiada de entender los asuntos.

Lo positivo de esto fue en los siglos 12 y 13 las disputas escolásticas tenían el vigor de los que descubren la capacidad del razonamiento para investigar los asuntos. Pocos podían leer y pocos sabían latín (ni el griego, ni el hebreo estaban todavía en el panorama) y pocos tenían acceso a los libros.

Los Libros Sagrados estaban en los monasterios; algunas copias estaban amarradas con cadenas. Si los escritos de los Santos Padres estaban más a la mano, quizás por eso se dependió tanto de ellos. Luego aparecieron los textos griegos originales a través de España (traducidos al latín) y por ahí siguió el asunto.

Pero para el siglo 14 las cuestiones de intriga intelectual o científica ya no se manejaban directamente. Lo que encontramos son fórmulas.

Ese fue y es el pecado de los escolásticos: depender de fórmulas sin realmente entenderlas (porque no se va "a las cosas mismas") y creer en el valor absoluto de esas abreviaturas conceptuales como representación de la realidad. Es el mal que aqueja a todo estudiante. No es lo mismo repetir la fórmula del libro que encontrarse con el problema de frente y tener que pensarlo desde su raíz.

Ese también es el problema de todo médico, abogado, burócrata. Muchos se ciegan con las fórmulas.

Ese es el peligro de los fanáticos de ideologías políticas y sociales. Las fórmulas conceptuales ciegan. Un posmoderno diría que las narrativas ciegan.

Como propuso el profesor José Luis Vivas en su texto para la clase de Historia de Puerto Rico, desde el mundo de la fantasía se escapan balas.

La marcha de la ciencia moderna tuvo que abrirse paso contra esa mentalidad del razonar desde arriba. Copérnico esperó a su lecho de muerte para disponer la publicación de su obra. Galileo tuvo que sufrir en su vejez a manos de frailes que miraban desde arriba.

Razonar desde abajo es tratar de ver las cosas aparte de nuestro mirarlas, aparte de nuestros prejuicios.

Razonar desde abajo requiere pensamiento crítico, es decir, intentar ver sin preconcebir lo que deben ser.

Un buen pensador (científico) sabe que eso es imposible de por sí, y por eso sabe que los planteamientos de la ciencia son teóricos. ¿Sólo mera teoría?, dirán algunos. Ah, pero no es lo mismo la teoría de la física cuántica que la teoría dogmática de que la tierra es plana.

Nótese que no es asunto de ser empíricos. A la vista está, que es plana. Nadie la ve redonda. Sabemos que es redonda porque atendemos a los datos, a las cosas. Si fuera plana, ¿Por qué al mediodía hay sombra? Ahí está el dato, la contradicción.

Por ahí comenzó Eratóstenes el griego, que logró establecer, más de cien años antes de Cristo, no sólo que la tierra es redonda, sino que pudo calcular su tamaño.

Claro, en los periódicos y en los programas de entrevistas radiales y de televisión seguirían diciendo, ¿Quién tiene la razón? ¿Los frailes o Galileo? Porque si no hay discusión, no hay interés y no hay éxito en las encuestas de audiencia. Aunque uno sepa la verdad, hay que fomentar la discordia, para que la gente sintonice el programa.

Por eso preferimos trivializar las verdades y llegamos a dar honra a un naturópata, como si fuera de veras un "doctor".

Está el populismo falso, tan falso como el empirismo que a veces se enseña en las escuelas (si es que se enseña). Ese populismo, unido a consignas ciegas, lleva derecho al fascismo, sea de izquierdas o de derechas.

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