Tuesday, June 16, 2015

Orto razón, como la razón pura



Entre comadres se puede decir que "Habían un montón de gente".

¿Cuán grande es ese "montón"? ¿Cuánta gente hay en "un montón"?

¿Qué importa si dijo "habían", en vez de "había", si se entiende lo que quiso decir?

En el pensar y en el hablar cotidiano nos entendemos. No hay necesidad de razonar.



Hablar y pensar al modo cotidiano es algo natural.

Pero cuando comenzamos a necesitar ser más precisos, entonces hay que recurrir a revisar nuestros pensamientos y analizarlos y preguntarnos por el modo correcto de pensar.

Con el tiempo nos dimos cuenta de que no es lo mismo pensar, que razonar.

Es algo simple: el razonar es un invento, una herramienta desarrollada por nuestro pensamiento a través de los siglos.



Es legítimo pensar sin razonar.

Pero para ciertos propósitos es necesario pensar razonando.



Uno puede abrir una fruta con las manos, con los dientes, con las uñas. Eso es legítimo.

Y uno puede utilizar un instrumento, como una cuchilla. Razonar es como esto, usar un cuchillo.

Uno puede pensar que el té de una planta es buena para el corazón. Esto es legítimo.

Pero más seguro si al modo científico confirmamos si eso es cierto. Razonar es como esto.



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